domingo, 4 de diciembre de 2016

Máximo Bistrot y los "momentos wow"

El Restaurante Máximo Bistrot se ha convertido en uno de mis lugares favoritos de la Ciudad de México debido a la sabrosura de los platos que componen su menú, debido a esos bocados que provocan ese "momento wowww" en el que cierro los ojos y me pregunto "¿cómo puede estar esto tan bueno?". Ese "momento wowww" que echo de menos en muchos restaurantes top de México en Máximo Bistrot aparece una y otra vez en sus platos.


Disfrutando de la terraza
En las últimas visitas no hemos podido evitar en todas el cachete (o costilla) de res braseada. Se trata del mejor plato que he probado en la Ciudad de México en mucho tiempo. Podéis encontrar la foto más abajo.

Eso sí, no me gusta el local por pequeño y bullicioso cuando está lleno (los fines de semana, siempre), ni la iluminación por escasa (algo tristemente generalizado en México). Estos dos puntos los combato visitando Máximo en horario de comidas, para contar con una luz adecuada y optando por mesa en la terraza para huir de la cacofonía resultante de los bajos techos de la pequeña casa de la Roma en donde se encuentra ubicado.

Teniendo estos puntos en cuenta, mis visitas a Máximo Bistrot no fallan. En cuanto a la carta, se modifica por temporada y de una semana a otra se puede encontrar algún plato nuevo. Los precios por persona de nuestras visitas que siempre incluyeron cocteles y postre han estado entre de 1,250 MXN y 750 MXN marcando la diferencia entre estos rangos el vino. Por la franja de precio inferior creo que Máximo pone en su mesa una relación calidad precio impecable.

Las "ensaladas supervitaminadas" de Máximo se realizan con productos de primera calidad y se nota en su sabor, se juega con los colores para darles una apariencia sorprendente y se añaden diferentes tipos de queso que aportan contrastes en los sabores.

Burrata, jitomate, mostaza y albahaca 175 MXN



Betabeles rostizados, Betabeles rostizados a la sal, granada, higo, queso de borrega 270 MXN



Elote asado, holandesa y limón 130 MXN

El plato ideal para los amantes de las salsas. Los elotes asados aderezados con una salsa contundente como la holandesa (emulsión de yemas y grasa de mantequilla) se convirtieron en uno de mis favoritos por la textura crujiente del elote y melosa de la salsa, el sabor vegetal y la contundencia de la salsa, todo esto rodeado del toque ahumado que aporta el asado. ¡¡¡Momento wowww!!!


Tostada de erizo, frijoles y salsa tatemada 260 MXN

El mejor entrante que he probado en Máximo, una materia prima delicada acompañada con vegetales y salsa para potenciar su sabor. ¡¡Momento wowww!!!




Salmón laminado, shishito peppers, aguacate y soya 250 MXN

Un entrante que me decepcionó, no tanto por el sabor sino por la presentación, parece increíble que haya salido de la misma cocina donde se preparó la tosta de erizo o los platos vegetales anteriores donde parece que cada ingrediente está situado con precisión.



Arroz, hongo porcini y mole negro 330 MXN

La cocina de Máximo tiene marcadas referencias a la cocina mediterranea, sin embargo, siempre juega con influencias mexicanas. Este es uno de los platos representativos de ese juego, arroz con porcini y mole negro. Sabores intensos y bien equilibrados. "¡¡¡Momento wowww!!!"


Cachete (costilla en otras ocasiones) de res braseada en vino tinto 375 MXN

Un plato espectacular en el que la carne cocinada por varias horas alcanza un nivel de ternura increíble, la salsa concentra un sabor intensísimo, fruto de la concentración de los jugos y los hongos. De los mejores platos que se pueden probar en la Ciudad de México ¡¡¡¡Super momento wowwwww!!!!


Lubina rayada, mole verde de hoja santa y coliflor 370 MXN

Sabores delicados de la lubina acompañada de un exquisito mole verde y un delicado puré. Como podemos ver, la combinación de colores y texturas así como la intensidad de sabores es una constante en la cocina del chef Eduardo García.


Lechón confitado, frijoles puercos y pico de gallo 390 MXN

Un plato que no me acabó de convencer, no llega al nivel de otros platos fuertes. La textura de la grasa del lechón confitado no me resultó agradable.Algo, que por otra parte, es intrínseco al hecho de ser confitado. Los sabores eran correctos pero ese detalle le hizo desmerecer.



Los postres no quedan en el olvido con unas presentaciones muy elaboradas de las que hacen que gires la cabeza. Se suelen presentar elementos dulces (en este caso, vainilla o chocolate) combinados con toques ácidos tanto en los geles como en helados que refrescan el paladar.

Mil hojas, cremoso de vainilla e higo 120 MXN


Relleno de mascarpone, chocolate y oro 150 MXN




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